(Mateo 5: 14-16) “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
Este era un mandato de Dios para los sacerdotes del Antiguo Testamento, que no dejaran de echarle leña, para que no se apagara el fuego. La orden de Dios era una muy sencilla: EL FUEGO DEBE ARDER SIN INTERRUPCIÓN. No puede haber nada que interrumpa, el fuego tiene que ser permanente, ES OBLIGATORIO. NO IMPORTA POR LO QUE ESTE PASANDO, NO IMPORTA LO QUE ESTE VIVIENDO, NO IMPORTA EN QUE ESTADO DE ANIMO ESTES.